Los últimos días del amor

julio 2, 2016 at 8:01 pm (Uncategorized)

Tal vez sea este un momento extraño, pensó un momento el hombre antes de exaltarse como el ser mas despreciable. Jamás pensó en cambiar de parecer y todo lo que hizo, fue convencido de hacerlo por amor.

Esperaba pacientemente el repudio total de la multitud. No esperaba otro escenario más que ese. Jamás intentó modificar su camino porque era inútil.

Le tocó hablar y exponer su caso.

Señaló que hace tiempo la tristeza lo mandó a la chingada por tanta nostalgia que cargaba en su espalda, que no salía de sus músicos de un sólo éxito en la época de los ochentas, no tenía nada que ver en los últimos acontecimientos.

«Ultimádamente, pensó, ya todo está dicho y si mis acciones no han demostrado lo que tanto deseo, no es mi problema y esperen a las consecuencias de mis actos.» Así terminó un discurso que esperaba fuera eterno, pero no tan futíl.

Ya estaba en el infierno y el ayudante de Belcebú sentenció: «Por toda la eternidad quedarás mirándote a este espejo y así, llorarás tus miserias».

Esa fue la sentencia.

Solo por tener vida mediocre, solo por pensar que rezar era suficiente para salvar su alma.

Craso error.

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Palabras de amor en papel reciclado

junio 8, 2013 at 6:09 am (Uncategorized)

Los días del tirador estaban contados y no podía sostener la mirada a su pasado; la oscuridad por fin cerraría sus ojos. El amor, solo el amor que lo sostenía en un despeñadero de indiferencia.

Quería que su tristeza transformara su muerte prematura, algo que pudiera olvidar aquella figura de un ángel convertido en mujer tan bella como inalcanzable: su sonrisa llena de maravillas, aquellos ojos cafés que transformaba cualquier furia en serenidad apasionada, su figura maravillosa que nadaba entre los sublime y lo inimaginable. Pero soñaba, nada más soñaba.

Escribía palabras de amor en papel de estraza, era viejo y su pasión lo carcomía, pasaban los años y seguía amando con cándida adolescencia. Solo era eso, una carta que jamás leería la mujer que tanto amaba.

Lloraba en rincones de multitudes desconocidas, no le importaba la inquisición del pópolo si podía sacar el veneno que tanto lo mataba.

Eso era, solo palabras escritas con lápiz viejo en papel reciclado con la misma frase:

«Te escribo porque tu mirada desprecia mis palabras en el aire de aquello que no pudo ser, te escribo porque no hay nada más hermoso que cerrar mis párpados con la imagen de tu piel blanca como el sueño que tuve anoche, te escribo porque no tengo otra cosa que hacer que tratar de igualar con mis párrafos la grandeza de tu porte, te escribo porque no tengo otra cosa que hacer porque siempre me das un motivo para vivir. Solo eso y nada más».

Siempre termina en el cesto de los amores tímidos.

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Helado de Limón

septiembre 2, 2008 at 7:46 pm (Uncategorized)

Elena siempre soñó con montañas cubiertas de nieve sabor limón y a cuchararadas gozarla hasta hartarse. De niña solía esperar al vendedor de helados para saborear su sabor favorito y nunca lo cambiaba por nada del mundo. No le importaba jugar con sus amigas o estudiar, le motivaba saborear su refrescante alimento.

Al crecer y conocer el mundo real, no dejó de lado su afición y parte de la ganancia, producto de su trabajo, la reservaba para comprar helado de limón. No tenía más motivación que probar diariamente el sabor frío del fruto del limonero.

A su esposo lo conoció precisamente comprando helado de limón. Coincidieron en su afición y así se casaron. En su fiesta, por supuesto, el postre principal no fue el pastel de boda, sino helado de limón con vino tinto.

Para Elena, helado de limón significaba felicidad. Sin embargo, todo cambió cuando comenzaron los primeros golpes de su marido. Ella no podía creer que el hombre de su vida era drogadicto y fanático del sexo duro. En la cama, el sexo era un escenario de violación y vejación.

Peor fue cuando procreó a sus gemelos. Ahora se sentía atada y la violencia seguía. No quería separarse de su pareja dado que ella sola no podía cuidar a sus hijos y trabajar. El problema radicaba que el no trabajaba y prefería drogarse que cuidar a su familia.

Ella un día le dió dinero para comprar pan, jamón, mayonesa y chiles para comer, ya que por pagar la renta y los servicios, eso fue lo que quedó para comer ese día. El prefirió gastarlo en unas cuantas cubas, ya que no le alcanzaba para la grapa. Ese día no comieron.

Otro día necesitaba pañales sus hijos y no le quedó más remedio que darle dinero para que los comprara. Lo mismo.

Un buen día se decidió a dejarlo con todo e hijos. No fue fácil porque el marido prometió cambiar por ella y por sus hijos. Cuando le hizo la petición, ella fue contundente: «Solo cambiarás si vuelves a comer helado de limón».

Entendió el mensaje su esposo: no podía volver a la inocencia porque la dejó en algún paquete de grapa.

Ella está saliendo adelante con sus penurias y con sus hijos. Eso si, no perdona el vasito con helado de limón diariamente.

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La Diosa

junio 4, 2008 at 8:26 pm (Múltiples tristezas)

Siguieron pensando que nada había sucedido y todo cambió a partir del momento que ellos se encontraron en un lugar donde no debieron estar. No fue fácil expresar lo que sintieron cuando se vieron el uno al otro, no fue fácil expresar el tamaño de su amor encapsulado en recuerdos sin nada que hacer.

Esteban se dió cuenta que no era el momento para dar el amor que contenía su corazón. Su musa le recordaba que siempre existía la esperanza de ser mejor cada día, de ser mejor cada segundo pensando en lo bueno que podía suceder.

Así pasaron los años. Esteban nunca se casó y guardó su virginidad para la mujer amada que siempre soñó su lado observando la coqueta luna llena mientras compartían secretos guardados en los años que nunca se vieron. El ya era viejo y su amada, también. Pero prefería recordarla como la mujercita menudita que recogía las colillas de cigarro en aquella cantina de mala muerte y que la padroteaba un tipo que nunca la dejaba en paz.

No le molestó que fuera madre de tres hijos, de padres diferentes y que jamás supo de ellos al momento del parto. Solo ella y sus hijos. No le importó porque dentro de ese mundo de perdición, imaginába su inmaculada imágen desnuda para hacerle el amor toda la eternidad.

El siguió buscándola en todos los arrabales después del incidente con su padrote, cuyo saldo fue una cicatriz en el rostro, pero no le importaba mucho porque era el precio que tenía que pagar para los casos y cosas que se hacían por amor. No le importaba.

Ya con los años encima y pronto a dejar este mundo, supo por el periódico que un hombre había matado a su esposa porque necesitaba más droga y la mujer no contaba con más dinero para seguir con su vicio. Lo reconoció por los ojos verdes y esa mirada de hijo de puta que siempre contaba desde que corría entre los vómitos y mugre de las cubas tiradas.

Fue a verlo y se ofreció a pagar su fianza a cambio que le diera razón de su madre. El acusado solo le respondió que estaba en un asilo de gobierno esperando postrada en una cama la muerte. Asustado fue a verla y la escena fue digna de una película de Juan Orol: una anciana con el rostro con rimel, maquillaje y lapiz labial hasta parecer payaso de circo. Aun así seguía viendóla como la diosa que siempre idolatró.

Se acercó y le dijo: «Soy Esteban, aquel que siempre te daba tus cinco pesos para tus chamacos y me contestabas que soy un hombre bueno y que si no fuera por mi marido, me casaría contigo. Vengo solo a refrendar mi amor por ti y quiero amarte por lo que resta de nuestras vidas».

Ella se le quedó mirando fijamente. Un instante que fue eterno y solo alcanzó a contestar: «Te recuerdo como el pobre pendejo que siempre le veía la cara y que nunca me interesó tu persona. No me hables de amor porque jamás sentí algo por tí. Te contesto que si fueras el último hombre de la Tierra, preferiría volverme lesbiana. Así que vete mucho a chingar a tu madre y no me vuelvas a molestar».

Sus palabras le marcaron y un dolor agudo llegó a su corazón. Cayó en su regazo y antes de cerrar los ojos para siempre, alcanzó a escuchar un grito: «Un hijo de la chingada quiere violarme».

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La luz de tus ojos serenos (8 años de distancia)

May 21, 2008 at 3:41 pm (Uncategorized)

La luz que imita la tristeza de momentos absurdos,
la luz de todas las discusiones que tuvimos,
la luz del salvaje pensar que todo estaba mal,
la luz que llenó mi vida en un rato de desidia.

Tus ojos que me llevó al cielo sin hacer escala en el purgatorio,
tus ojos que fomentó tonterías que disfrutamos,
tus ojos que enternecieron esta alma condenada a la perdición,
tus ojos que me volvieron loco desde el momento que te conocí.

Serenidad para conocerme,
serenidad para pelearme,
serenidad para amarme,
serenidad para estar juntos.
Pero no la tengo para olvidarte.

¿Cómo carajos digo Borrón y Cuenta Nueva si en mis momentos de victoria te busco a mi diestra para que compartirte mis secretos?
¿Cómo carajos quieres que no te llore si no tengo más tristeza que tu ausencia?
¿Cómo carajos suplo tu susurros y tus miradas?
¿Cómo carajos invento chistes para hacerte reir si ya no escucho tus carcajadas?

Ocho años sin ti,
ocho años sin volver a creer en Dios
sin embargo lo extraño.

Como te extraño a ti, como extraño la luz de tus ojos serenos.

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Nada nuevo

abril 18, 2008 at 10:51 pm (Múltiples tristezas)

Puedo saber donde estás, pero nunca sabré donde está tu corazón

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Abril

abril 10, 2008 at 11:28 pm (Múltiples tristezas)

No es una historia en particular la que se cuenta, sino aquellos romances que desde los siglos de los siglos se van al caño del olvido o de los que se mueren de amor. No importa lo que se piense acerca que el amor lo puede todo, se ha comprobado que por cada historia de amor realizado, cuatro existencias sufren por ese amor y no llegan a realizar sus más caros anhelos.

Siempre se han recurrido a lugares comúnes como son «Te quiero, te necesito, te amo, eres lo mejor que me ha sucedido», etcétera. Sin embargo, le damos poca importancia al dolor del que da todo y se queda con las manos vacías a pesar que puso todo de su parte. No confundamos, simplemente la otra parte no le pareció suficiente lo que le daba para considerarlo el amor de su vida o simplemente, compartir intimidades el uno al otro.

Existe el lugar común que dice que las mujeres siempre se enamoran con el menos indicado. ¿Y los hombres donde nos quedamos? Acaso nos casamos con la más sumisa, con la más recatada, con la más cachonda. Siempre nos enamoramos de la chica que está del brazo con un tipo que no es uno.

La soledad, en estos casos, siempre se mezcla con dolor y desesperación. No se diga cuando al que amamos nos rechaza por las razones que se quieran citar, solo se sabe que al momento del rompimiento o rechazo, el otro te rechaza por razones que por lo general, en un acto de compasión o simple diplomacia, no nos dicen.

Abril, al menos para mi, no es buen mes en la cuestión anímica. Este y mayo son meses de mucho dolor y nostalgia. Sin embargo, el tiempo, que no cura nada, simplemente pone las cosas donde deben estar, acusa de la vejez que da el recordar los momentos que no se quieren recordar. Definitivamente abril no es buen mes.

El dolor es bueno para aquellos que aprenden a punta de golpes que el amor no es bello ni mucho menos algo que valga la pena luchar. Al menos, en mi concepto, es solo miedo a la soledad y una forma intistiva de buscar con quien reproducirse.

El amor no existe, solo es miedo a la soledad.

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Celular 2

marzo 28, 2008 at 11:04 pm (Múltiples tristezas)

Quedó incompleta la explicación sobre la tristeza que lo agobiaba desde hace casi 20 años. No podía ocultar ante todos que lo más negro de su vida fue lo más maravilloso que le pudo suceder.

Desde hace 10 años revisa la sección de sociales de todos los periódicos buscándola ya que no sabe en donde está y trata de encontrarla en las fotogafías de gente vana y superflua.

Estos años ha sufrido y no entiende el porque no puede olvidarla, que no sabe los motivos por cuales sueña con ella y su sonrisa en las noches tranquilas y en los momentos que necesita cualquier cosa, menos recordarla.

Se da de topes en la pared tratando de explicarse la razón para no olvidarla; más cuando está consciente que para ella, su recuerdo simplemente quedó olvidado en el escusado de los asuntos sin importancia.

Su más grande deseo es verla para preguntarle porque no puede olvidarla; Qué le ha hecho para adorarla y estar convencido que es la mujer más bella del universo.

No puede reclamarle porque ella no ha hecho nada por importunar su existencia. Eso es lo que más le frustra y no sabe que hacer. Ya no quiere seguir pensando en ella y busca borrarla de su mente.

Sigue buscando en las páginas de sociales. Lo que necesita saber es que hace dos años, 13 de mayo, murió ella en un accidente de tránsito; ese ha sido el único día que no compró el periódico por falta de dinero.

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Celular

marzo 26, 2008 at 10:01 pm (Crónicas Mundanas)

Van casi 20 años de su ausencia. 20 años de no saber nada de su mujer que todavía idolatra. 20 años de una total ausencia de desamor invadido de melancolía extasiada.

Su libro de cabecera es, obviamente, El Amor en Tiempos del Cólera, de Gabriel García Marqués. Durante todos estos años, se ha alimentado de obsesión, romance y fuerza de voluntad para seguir pensando en ella.

En la preparatoria nunca tuvo la voluntad para expresarle lo que sentía. Era de obviedad que las tres veces que le declaró su amor y las tres veces fue rechazado, debió entender que ella no se interesaba en su existencia, aunque hacía todo lo posible para hacerse el referente del resto de su vida.

Sufría cuando la veía con otro, lloraba en silencio en cualquier rincón que fuera lo suficientemente discreto para sacar su frustración. Pero al siguient día se levantaba convencido que ese era amor pasajero y el es el amor de su vida.

Al terminar el curso de preparatoria, el se convenció que nunca la vería en el resto de su vida y que es mejor olvidarla para siempre. Sin embargo, al momento de intercambiar los cuadernos de buenos deseos, ella le escribió «Buena suerte, de tu amiga que nunca te olvidará».

Esas palabras han alimentado su corazón durante todos estos años. Ha hecho esfuerzos para olvidarla y buscar una relación con otra chica, peros siempre la compara y termina esperando el milagro de amor que jamás se le ha concedido.

En estos años ha acudido a psicólogos, psiquiatras, libros de autoayuda, brujería, autoconvencimiento, religiones, New Age etcétera, para lograr echarla de su mente. Pero no lo logra.

Supo que se casó, que ya tiene hijos, que tiene una vida en que el no existe. Pero sigue pensando en ella de manera constante y el solo recuerdo de su sonrisa le alivia la soledad de su alma.

Sigue esperando que algún día, en un momento de su existencia, pueda decirle la frase que está escrita en sus labios: «Tienes una hermosa sonrisa».

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El Beso

enero 27, 2008 at 11:35 pm (Crónicas Mundanas)

Te voy a dar un beso, que busque hasta el rincón más escondido de tu alma la motivación de quererte cada día mucho más.

Te voy a dar un beso cachondo, esos que nuestras lenguas jueguen a la esgrima mientras bajo mi mano hacía tus pechos para quitarte el vestido. Así que cuando te des cuenta, estaré mordiendo tus tetas que son melones para saborearse. Cuando sientas el cielo, te quitaré la pantaleta para lamber tu pubis jugoso y ahí, te daré otro beso cachondo para que gimas hasta decir basta.

Te voy a dar un beso inocente, que te recuerde cuando de niños jugábamos a los esposos, me dabas picoretes a escondidas de tus hermanitas para que no se burlaran de nosotros y nos acusaran con tus papás de que hacíamos cosas malas.

Te voy a dar un beso de tristeza, aquél que se da cuando la separación y el desamor se convierten en el pan nuestro de cada día. Un beso para que recuerdes que cuando te vas, siento que muere un pedazo de mi y que ya no regresa, a pesar de que es corta tu ausencia.

Te voy a dar un beso de esperanza, de esos que cuando me ausento de tus pensamientos, renaces día con día para darme lo mejor de ti. Ese beso que siente el cielo alegría por darte amor a raudales.

Te voy a dar un beso mustio. Aquellos besos que se dan las parejas aburridas nada más para recordar que son esposos por los siglos de los siglos. Te voy a dar el beso para que sientas la diferencia de un aburrido hombre de negocios y un cabrón bien hecho como yo.

Te voy a dar un beso fatal, aquellos que después de separarse los labios de los amantes, se toman la cicúta porque después de tal beso, nada puede valer la pena en esta vida.

Te voy a dar un beso que tatue tu vida. Un beso para que siempre lleves mi nombre en tus labios, así para que nunca menciones mi nombre porque sería un pleonasmo absurdo y raro.

Te voy a dar un beso de bebé. Esos besos que abro la boca a todo lo que doy para abarcar mis labios a todo tu rostro, ese beso que lucha para no comerte a pesar que eres un manjar apetecible.

Te voy a dar un beso vulgar. Un beso del tipo más sucio que existe en la tierra porque eres una toda una hembra con la que quiero tener sexo hasta quedar seco. Un beso que te haga sentir que soy tu hombre y te protegeré.

Te voy a dar un beso de vida, un beso que llene tu existencia de mi alegría y de tu amor. Te voy a dar un beso que te demuestre que soy tu amante, pero más soy tu amigo.

Lo único que te exijo es que me des un beso de amor para toda la vida. Tu sabes de que hablo.

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